La cesárea riesgos y beneficios

foroembarazarse
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La cesárea no es tan segura como nos la quieren pintar.
Estoy a favor de ella siempre que sea necesaria, puesto que es una gran operación que puede salvar vidas si se realiza cuando es realmente necesaria, porque entonces sus beneficios superan a los posibles riesgos.

Pero realizar una cesárea electiva por desconocimiento de sus riesgos y de todos los beneficios de los que nos priva, por comodidad médica o sin justificación real que la avale, creo que es algo terriblemente preocupante, que solo con información podemos llegar a detener.

Os copio un párrafo extraído del libro "Guía de la mujer consciente para un parto mejor", de Henci Goer.

Beneficios

La cesárea permite extraer al bebé cuando el parto vaginal pondría en peligro la vida de la madre o del propio bebé o cuando la madre no puede dar a luz vaginalmente.

Riesgos

El dolor, la debilidad y un periodo de recuperación más largo son intrínsecos a la cesárea.

Todo ello influye en el establecimiento del vínculo con el bebé y la lactancia materna.

En un estudio, una cuarta parte de las mujeres dijo sentir dolor al ser entrevistadas dos semanas después de su cesárea, más del 15% dijo tener dificultades en tareas normales tales como bajar de la cama, caminar, inclinarse o levantar y cuidar al bebé.

Una de cada diez aun tenía problemas transcurridas ocho semanas.

Algunas de las complicaciones de la cesárea atañen exclusivamente a la cirugía y nunca ocurren en el parto vaginal.

De aquellas presentes en ambos casos, todas suceden con mayor frecuencia en el nacimiento por cesárea.

Durante la operación, las mujeres con anestesia epidural o intradural pueden sentir dificultades respiratorias si el anestésico sube lo bastante como para afectar a los músculos implicados en la respiración.

En algunos casos, las mujeres pueden sentir zonas en las que la anestesia no hace efecto.

Pueden presentarse hemorragias y complicaciones derivadas de la anestesia.

De acuerdo con un estudio bibliográfico, entre el 1% y el 6% de las mujeres pierde sangre como para necesitar una transfusión.

A veces hay que hacer una histerectomía (extirpación total o parcial del útero) para detener la hemorragia.

En el 2% de los casos se producen daños quirúrgicos en el intestino, vejiga, útero o vasos sanguíneos uterinos.

Sin embargo, un estudio de revisión de las historias clínicas generadas en un hospital durante 10 años reveló que en el 10% de los casos se produjeron daños en el útero.
Otro problema son las complicaciones posoperatorias.
Según el estudio bibliográfico mencionado anteriormente, el porcentaje de infecciones como consecuencia de una cesárea es de entre el 8% y el 27%.

El 1% de las mujeres padece obstrucción intestinal, entre un 6 y un 8 por 1.000 padece trombos en las piernas y entre el 1 y el 2 por 1.000 tiene coágulos alojados en el pulmón (embolia pulmonar).

En el estudio de historias médicas sobre casos acaecidos en un hospital durante 10 años, la incidencia de complicaciones mayores, es decir, hemorragias severas, necesidad de volver al quirófano (generalmente para investigar una pérdida de sangre), infección pélvica, trombosis, neumonía, septicemia (envenenamiento de la sangre) o problemas de coagulación sanguínea (una consecuencia de las hemorragias severas) fue del 4.5%.

Cerca del 33% de las madres que da a luz por cesárea experimenta complicaciones menores tales como fiebre, hemorragias, hinchazón por acumulación de sangre (hematomas), daños en el tracto urinario o infección uterina, trombos en las piernas (flebitis), parálisis intestinal (ileus) o parálisis de la vejiga.


Además, existen complicaciones a largo plazo y de carácter crónico derivadas de las adherencias del tejido cicatrizal, como dolor pélvico, problemas digestivos y dolor durante las relaciones sexuales.
Las cesáreas causan más muertes maternas que el parto vaginal.
Un estudio realizado en Reino Unido en 1989 reveló que las mujeres tenían un 550% más de probabilidades de morir por una cesárea electiva que en un parto vaginal (9 frente a 2 de cada 100.000).

Un estudio holandés reveló que entre 1983 y 1992 las cesáreas causaron un 700% más de muertes que el parto vaginal (28 frente a 4 de cada 100.000).

Obviamente, algunos de los factores que condujeron a la realización de la cesárea también suponían una amenaza para la vida de la madre.

Sin embargo, para minimizar esa posibilidad, el estudio británico comparó la cesárea electiva (en donde la operación no está justificada por indicación médica) con el parto vaginal, y el estudio danés investigó la causa exacta de la muerte.
La cesárea también conlleva riesgos para el bebé.
Puede sufrir cortes, una complicación que ocurrió a algo más del 1% de los bebés en cefálica y al 6% de los bebés de nalgas en un hospital.

En el estudio al que me referí anteriormente, se registró en el 1% de los bebés.

Los bebés nacidos por cesárea tienen más probabilidades de tener problemas de salud.

Al estudiar los investigadores a 700 bebés de peso normal nacidos con baja puntuación

Tras embarazos sanos, descubrieron que los nacidos por cesárea electiva tenían un 50% más de probabilidades de tener una puntuación

Los nacidos por parto vaginal. Las cesáreas también aumentan la incidencia de dificultades respiratorias.

Los investigadores compararon los resultados de 800 bebés nacidos por cesárea por razones ajenas a su salud con 10.900 partos vaginales de bajo riesgo.

Entre los niños nacidos por cesárea, hubo un 33% más de ingresos en unidades de cuidados especiales o intensivos (2.6% frente a 8.7%), y la necesidad de respiración asistida se multiplicó por cinco (0.3% frente a 1.5%).

Otro estudio comparó la cesárea electiva (otra situación en la que las complicaciones ha de atribuirse a la propia operación y no al estado del bebé) con los resultados de mujeres que habían intentado una prueba de parto teniendo cesárea previa.

También se documentaron más casos de problemas respiratorios e ictericia en los recién nacidos.

Las mujeres que han sufrido una cesárea comienzan la maternidad con una grave desventaja psicológica.

Se enfrentan a la recuperación de una cirugía mayor mientras intentan cuidar de un recién nacido y deben, además, soportar o suprimir la gran cantidad de sentimientos negativos que emanan de pasar por una operación de cirugía mayor y haber necesitado una operación para dar a luz.

Además de los naturales sentimientos de disgusto, enfado, frustración o tristeza por la pérdida de la experiencia que esperaban tener del nacimiento, algunas mujeres también se sienten desfiguradas.
Es más probable que aparezca la depresión.
Algunas mujeres experimentan incluso reacciones típicas del estrés postraumático tales como pesadillas, recuerdos constantes de lo ocurrido o miedo insuperable a un nuevo embarazo.

Otras tienen dificultades para establecer el vínculo afectivo con su bebé.

Los problemas psicológicos producen con frecuencia tensiones en la relación conyugal.

Por último, la cicatriz supone un riesgo considerable para los embarazos y partos siguientes.

La cesárea aumenta el riesgo de infertilidad y embarazo ectópico, una complicación que puede ser fatal y en la que el embrión se implanta fuera del útero, normalmente en las trompas de Falopio, que conducen al ovario.

La cesárea aumenta el riesgo de que la placenta se desprenda antes del parto (abruptio placentae).

La incidencia de complicaciones relativas a la placenta aumenta con cada cesárea consecutiva.

Además, las hemorragias que se producen como resultado de anormalidades en la inserción placentaria o embarazo ectópico son una amenaza para la vida y la salud, tanto de la madre como del bebé.

También es posible que la cicatriz se abra, causando una hemorragia masiva y la posibilidad de que el bebé sea expulsado hacia la cavidad abdominal, una situación que sufren 4 de cada 1.000 mujeres con cicatriz horizontal y un porcentaje mayor de las que tienen cicatriz vertical.

Además, la existencia de tejido cicatrizal en la pelvis hace que las cesáreas subsiguientes sean más dificultosas técnicamente y aumenten las probabilidades de dañar otros órganos.
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