Las personas, hombres, mujeres, parejas dan por sentado que podrán tener hijos en cuanto se lo propongan.
Cuando esto no es así, después de una creencia férrea de que es fácil y nos viene regalado, nuestra reacción es de pasmoso asombro, ¿cómo voy a tener problemas para tener hijos?, si todo el mundo los tiene, es fácil y natural.
Muchos de los casos de parejas con problemas de infertilidad no tienen ningún cuadro médico anterior que indique el problema.
La infertilidad es la incapacidad para lograr un embarazo después de un año o más de mantener relaciones sexuales regulares sin el uso de anticonceptivos, o seis meses si la mujer es mayor de 35 años.
Hasta hace poco tiempo, la investigación y los conocimientos sobre los problemas de infertilidad eran escasos, y poco exactos.
En 1978 se realizó la primera fertilización “in Vitro (FIV)” en Inglaterra, proceso mediante el cual nació una niña llamada Louise.
Este nacimiento suscitó un gran escándalo para la sociedad que provocó implicaciones sociales, religiosas y éticas.
En 1982, la enfermera, Bárbara Eck, publicó el primer libro sobre el impacto emocional y psicológico de la infertilidad, el cual supuso sacar a la luz pública el problema emocional que causa la infertilidad, para la toma de conciencia de toda la sociedad.
La gran mayoría de los pacientes manifiestan un desequilibrio en sus vidas, sentimientos de soledad, rabia, impotencia, culpa, prevaleciendo el sentimiento de tristeza.
Los detalles íntimos de la vida sexual de la pareja se publican en una historia clínica más, con acceso por parte del equipo médico.
De repente se incluye en la vida íntima de la pareja, a personas extrañas, equipos médicos.
La infertilidad compete a la esencia, al punto más íntimo de la feminidad y de la masculinidad.
Se estima que una de cada seis parejas en edad de tener hijos vivirá un problema de infertilidad en algún momento.
El 50 por ciento de todas las parejas en general que se someten a tratamientos reproductivos obtienen éxito.
La identidad de la persona se ve amenazada por sentimientos y preocupaciones con respecto a su autoestima, su imagen corporal y su salud física, al grado de sentirse defectuoso.
Esto se debe, en primer lugar, a la falta de información y, en segundo lugar, a la falta de comprensión y por tanto, de apoyo, lo que es aún más grave.
El tema de la infertilidad debe enfocarse considerando siempre los aspectos médicos y psicológicos, la mente y el cuerpo son totalmente dependientes.
Es un problema más profundo de lo que se pensaba, que conlleva sentimientos muy dolorosos que afectan los conceptos fundamentales de la propia sexualidad, la autoimagen y la autoestima.
En las investigaciones, el sentimiento que más se mencionó como consecuencia de esta circunstancia es la soledad.
Por ello es muy importante que se cuente con mayor información sobre él, con miras a entender su grado de complejidad e intensidad, así como sobre lo que han vivido quienes se han visto obligados a recorrer tan doloroso camino.
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La Infertilidad y sus consecuencias psicológicas
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